Los ejercicios para la fascitis plantar son uno de los recursos más útiles para calmar los síntomas producidos por esta afección. Deben realizarse de un modo específico y cumpliendo con la frecuencia establecida por el especialista.

¿Por qué realizar ejercicios para la fascitis plantar?

La fascitis plantar no es una patología que compromete seriamente la salud, sin embargo, su atención es indispensable para poder caminar adecuadamente y evitar lesiones más severas de los tejidos y demás componentes del pie y la pierna.

De hecho, estudios revelan que la fascia es una membrana de gran importancia en el organismo y su alteración, puede estar relacionada con dolencias en la espalda y otras áreas el cuerpo.

Los ejercicios fascitis plantar y todas las medidas orientadas a la desinflamación de la fascia, son necesarios para mantener un óptimo estado de salud.

Estos ejercicios no son un medio directo de curación. Su práctica no conducirá a la desinflamación total del tejido. No obstante, su importancia radica en que aportan alivio frente a los síntomas experimentados.  

La fascitis plantar es una inflamación que ocasiona un intenso dolor a quien la padece y estos se agravan al caminar, correr o realizar actividades de pie. En este sentido, los ejercicios permiten que la fascia pueda estirarse, devolviéndole la elasticidad propia de su naturaleza.

¿Cómo realizar los ejercicios para aliviar el dolor de la fascitis plantar?​

Los ejercicios para aliviar la fascitis plantar son muy sencillos y pueden realizarse en casa, ya que no se requiere de recursos extraordinarios para llevarlos a cabo. Según su finalidad, estos son básicamente tres:

  • Liberación miofascial: consiste en masajear la fascia plantar mediante un movimiento anteroposterior del pie, que se realiza sobre un elemento cilíndrico. Por lo general, se utiliza una botella colocada sobre una toalla u otro elemento antideslizante. Este ejercicio se realiza al final del día y aunque puede llevarse a cabo de pie, por comodidad, suele hacerse estando sentados.
  • Estiramiento: es un ejercicio sencillo, para el que solo se necesita una toalla. Para producir el estiramiento, esta debe colocarse en el antepié y sujetarse desde ambos extremos, estirando de ella suavemente mientras se mantienen las piernas estiradas.
  • Fortalecimiento: al igual que en los casos anteriores, se necesitará una toalla, en esta ocasión, extendida sobre el suelo. Estando sentados, se colocará el pie sobre la toalla, intentando acercarla enrollándola con los dedos.

Dichos ejercicios deben realizarse diariamente en dos o tres ocasiones, pero no es necesario hacerlos todos cada vez.

Durante las mañanas es común experimentar un dolor más intenso. Esto no significa que la inflamación se ha agravado, sino que la fascia se ha contraído a causa del descanso prolongado.

Para aliviar esta dolencia, es aconsejable dedicar algunos minutos a realizar ejercicios y dar masajes relajantes antes de dar los primeros pasos.

Es necesario recordar que los ejercicios solo proporcionarán alivio y permitirán la realización de diferentes actividades mientras se alcanza una completa recuperación. En ningún caso servirán de suspender el tratamiento farmacológico.

Los ejercicios deben valorarse como complementos del tratamiento asignado.

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